Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
HOY TENGO UNA MISIÓN
Desde hace un tiempo, sin apenas darme cuenta, sin que fuera nada forzado ni buscado, he notado que el rosario está centrando mi día.
No es que me pase el día rezando el rosario. Digo que centra mi día porque, de forma natural, he asignado a cada misterio un grupo de intenciones. Por ejemplo, el primer misterio siempre lo rezo por la “intención del día”. De manera que cada mañana pienso por quién voy a rezar ese día, y ya me hace estar pendiente de volver una y otra vez la mirada a esa intención y entregársela una y otra vez al Señor.
Y así, con cada misterio, el rosario, aunque solo lo rece una vez al día, engloba toda mi jornada.
Le daba gracias al Señor por ello, y me daba cuenta de que, para vivir el día a día con sentido, ayuda muchísimo saber que tenemos una misión. Porque no es lo mismo hacer las cosas por inercia o porque sí, que realizarlas como parte de un plan del Señor sobre nosotros. De este modo, todo se convierte en un motivo para amar al Señor y a los demás, y sea lo que sea lo que nos acontezca, el Señor sacará un bien mayor de todo, porque Sus planes son perfectos.
La Virgen María, San José… y el mismo Jesús vivieron una vida sencilla, bastante parecida a la de cualquier familia, pero la grandeza de Sus vidas estaba en Quién y qué era el centro de Sus vidas.
Lo que verdaderamente importa no es lo que hacemos, sino cómo lo hacemos y con Quién lo hacemos. Porque dejar que Dios sea Dios en nuestra vida transforma todo a nuestro alrededor.
Por eso, a veces hemos oído decir que lo que sujetaba a Jesús a la cruz no eran los clavos, sino el Amor. Porque Él tenía una misión, y solo un Amor como el suyo es capaz de cumplirla con todas las consecuencias.
Hoy el reto del amor es preguntarle a Jesús cuál es mi misión. La misión de tu vida la irás descubriendo poco a poco, pero lo que seguro te dirá es cuál es tu misión de hoy.
VIVE DE CRISTO