Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
SIN MIEDO
El día ya estaba oscuro, había anochecido completamente. A medida que me adentraba en la espesura de los árboles, me daba cuenta de que aquello era toda una hazaña para mí: ¿caminar de noche por la huerta y yo sola? ¡Hace unos años esto hubiera sido impensable! Con lo miedosa que soy…
Pero, ¿ya no me da miedo? Bueno, la realidad es que el miedo es una emoción que me asalta con facilidad… pero el Señor me está enseñando a no dejar que me domine, sino que se transforme en confianza.
Sé bien que si a cada paso dejo que me invadan pensamientos como “por ahí fue donde vimos la última culebra” o “¿ese ruido será algún animal?”… pues el miedo me vencerá y acabaré yéndome. Pero el Señor me va mostrando el camino de la confianza. La confianza es saberse cuidado en todo momento por el Señor. La confianza no necesita verlo todo ni saberlo todo, ni tener controlada la situación… sino que sencillamente vive feliz como un niño, porque experimenta que su padre es quien tiene el control.
La confianza “despista” esos pensamientos y emociones que pretenden paralizarme con el Amor, porque centra el objetivo, focaliza la mirada y da la fuerza para llegar hasta la meta. La confianza es la Fe puesta en marcha, es mirar al Señor y andar sobre las aguas, porque quien me llama es el Señor del universo.
Así confiaron tantos anteriores a nosotros. Como Moisés, que vio cómo el Señor abrió un camino en medio del mar, y su pueblo atravesó un camino llano con las aguas como murallas a un lado y otro. O como la reina Ester, que ante el riesgo de muerte, puso su vida en manos del Señor y realizó valientemente lo que en su corazón sabía que tenía que hacer…
Pues, esto mismo quiere obrar el Señor en nosotros… y tan solo necesita una cosa: “Cree y verás la gloria de Dios” (Jn 11, 40).
Hoy el reto del amor es focalizar tu mirada en Cristo y, con Él, lanzarte a la aventura que te pone por delante. Que nada te robe la confianza, pues es el Señor mismo quien nos ha dicho: “Yo estoy contigo todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20).
VIVE DE CRISTO