Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
PAUSAS
Por unas molestias en la voz que me traían por la calle de la amargura desde hacía meses, he tenido que ir al logopeda.
El otro día, la logopeda nos estuvo explicando un montón de cosas interesantísimas sobre las cuerdas vocales, y terminó con una recomendación:
-Hay que coger aire. Ese es el problema. Queremos apurar al máximo, hacemos frases larguísimas, como si tuviésemos que decir mucho en poco tiempo… y eso daña la voz. Hay que parar, respirar… ¡relajarse!
Te confieso que el consejo me encantó, no solo desde el punto de vista práctico, ¡¡sino porque también tiene un precioso sentido espiritual!!
En efecto, la voz, la palabra, es un instrumento maravilloso que el Señor nos ha regalado. Con las palabras, podemos llevar consuelo, compartir alegría… ¡y así podemos incluso acariciar el corazón de quien está lejos!
Sin embargo, la voz, mal empleada, puede ser muy peligrosa, ¡y no solo para las cuerdas vocales! En efecto, con ella podemos herir a quienes queremos: ¡una mala palabra puede tardar mucho en cicatrizar!
Y, de nuevo, la clave para no hacer daño con la voz es… ¡hacer pausas!
Muchas veces, lo único que necesitamos es parar delante del Señor para descubrir que podemos decir las cosas de otra manera, o para pedirle que nos dé las palabras adecuadas… ¡o para frenar cuando nos “aceleramos”!
Cristo nos ofrece el oxígeno que necesitan nuestros pulmones para hacer vibrar nuestras cuerdas: su Amor. Curiosamente, en hebreo, el Espíritu Santo recibe el nombre de “Ruah”; es decir, “soplo, aliento… respiración”. Visto así, ¡el Resucitado nos comparte incluso su respiración!
“Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo»” (Jn 20, 22).
Hoy el reto del amor es parar a coger aire. Cuando veas que empiezas a “exprimir” tus pulmones, no esperes a sentirte ahogar, ¡frena unos instantes con Cristo! No “cojas aire” solo al principio de la jornada, ¡su mayor deseo es compartir cada instante contigo, que Su amor sea el aire que respires!
VIVE DE CRISTO