Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
FE EN LA TORMENTA
Llevamos unos días de tormentas, con lo que eso conlleva: relámpagos, truenos y lluvia. Ver llover me gusta mucho y, sobre todo, abrir la ventana y sentir ese olor a hierba húmeda que te refresca un montón.
Pero los relámpagos y truenos me superan, no puedo con ellos, me dan miedo. Las hermanas han intentado todo conmigo, me dicen: “tranquila, que no puede pasar nada, solo son un ruido, no te preocupes”. Me dicen de todo para que esté tranquila y no tenga miedo, pero la realidad es que nada me convence.
Por otro lado, he intentado convencerme de que el Señor es el dueño de las tormentas. En el Evangelio vemos cómo calma la tormenta, pero tampoco me ha quitado el miedo. Cuando escucho los truenos y veo la luz de los relámpagos, el miedo llama a mi puerta.
Una persona, cuando se lo conté, me dijo: “no luches contra el miedo, tienes que aprender a vivir con el miedo”. ¡Ufff, qué lío!
Es algo que no puedo dominar y le decía al Señor que quiero que mi fe en Él sea como las tormentas. Que se grabe en mí la certeza de Su amor, de Su presencia en mi vida. Que mi fe sea cada día más fuerte y real. Porque solo así tendremos la convicción de que Jesús está vivo.
Nosotros podemos poner todo de nuestra parte para que la fe en Jesús no sea algo simbólico, pero la fe en Jesús es un don que se nos regala y nosotros tenemos que cuidarlo. Para que poco a poco esta fe sea carne de nuestra carne.
Jesús nos dice que tengamos fe y veremos obras grandes. La fe mueve montañas. Creer en Jesús es descansar el corazón, porque tu vida ya no depende de ti. Es Él quien te cuida, te ama, te protege. La fe te da una mirada nueva a lo que te rodea.
Hoy el reto de amor es poner tu seguridad en Jesús. Dejar en Sus manos lo que tienes en el corazón y descansar en su amor.
VIVE DE CRISTO