Por Redaccioninfovaticana
En una amplia entrevista concedida al portal suizo Kath.ch, el cardenal Müller ha vuelto a manifestar su oposición a la ordenación sacerdotal de mujeres dentro de la Iglesia católica.
La entrevista al ex prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, giró en gran medida sobre el papel de la mujer en las Iglesia y la negativa a su acceso al sacerdocio.
El purpurado germano explica que «Jesús llamó a los apóstoles, y el oficio de obispo, presbítero y diácono surgió del ministerio de los apóstoles. Y esto está vinculado simbólicamente a la virilidad. En su virilidad, el sacerdote representa a Cristo, el esposo de la Iglesia, que es su esposa. Está en una relación invisible con la esposa, la Iglesia. La Iglesia no puede ser representada por un hombre porque es femenina y María, la Madre de Dios, es su arquetipo. Está en la naturaleza del sacramento que sólo un hombre pueda representar a Cristo en relación con la Iglesia».
La periodista, contenta con la respuesta de Müller, le responde diciendo que el Concilio Vaticano II habla de la igualdad de los sexos a lo que el cardenal contraataca explicando que «un hombre no puede convertirse en madre y una mujer no puede convertirse en padre, aunque se tienda a relativizar el fundamento basado en la creación de la existencia sexual de una persona. La vocación viene de Dios. Habría que reclamar a Dios mismo que haya creado a los seres humanos como hombre y mujer».
Preguntado sobre si las mujeres pueden ser llamadas por Dios al ministerio sacerdotal, el cardenal Müller responde lo siguiente: «si Cristo mismo es el fundador de este sacramento, entonces no puede contradecirse a sí mismo. No definirá la naturaleza del sacramento de esta manera y al mismo tiempo llamará arbitrariamente a las mujeres a lo que en realidad contradice el simbolismo de este sacramento».
Insistiendo la periodista sobre las mujeres que dicen que se sienten llamadas al sacerdocio, el purpurado alemán asegura que «eso debe ser un error» ya que «las mujeres no pueden ser llamadas a este oficio» por lo que se trata de «puro subjetivismo».
Sobre el famoso acontecimiento ocurrido en 2002 cuando varias mujeres fueron supuestamente ordenadas sacerdotes en el Danubio, el cardenal Müller señala que aquello fue «una provocación indigna del sacramento de la ordenación. La ordenación sacerdotal no fue válida porque no se cumplían los requisitos internos. Una mujer no puede ser ordenada sacerdote».
Respecto a la cuestión de los abusos a menores, Gerhard Müller ha subrayado que «el 95% de los abusos a menores se producen en el sector de la educación familiar y juvenil, lo que no tiene nada que ver con la constitución jerárquico-sacramental de la Iglesia y el celibato de los sacerdotes».
Sobre el Sínodo, Müller ha pedido que no se interprete «como una especie de parlamento eclesiástico que quiere imponer a la Iglesia de Cristo una constitución hecha por el hombre según el espíritu de los tiempos»
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