La mañana de este jueves, 23 de mayo, el Santo Padre recibió en audiencia a los participantes en la Conferencia de cirugía promovida por la Asociación de Exalumnos del profesor Ivo Pitanguy (AEXPI). A ellos, el Pontífice les pidió que, “como hombres, como médicos y como cristianos tengan siempre presente la verdad íntima del hombre”.
Vatican News
“Nuestros rostros están destinados a reflejar una belleza que va más allá de la que se puede percibir con los ojos del cuerpo”, esta fue la exhortación del Papa Francisco a los participantes en la Conferencia de cirugía promovida por la Asociación de Exalumnos del profesor Ivo Pitanguy (AEXPI), a quienes recibió en audiencia la mañana de este jueves, 23 de mayo, en la Sala Clementina del Vaticano.
Un servicio discreto en favor de los demás
A los miembros de esta Asociación – que fue fundada en Brasil en 1974, con la finalidad de promover y estimular los conocimientos médicos y científicos, especialmente en el área de la cirugía plástica – el Santo Padre les agradeció por “el servicio discreto” que desarrollan en favor de los más pequeños.
“En uno de sus proyectos de cooperación ustedes tratan de dibujar la sonrisa en los rostros de tantos niños enfermos y, ayudándoles, la llevan también a sus familias y, en cierto modo, a toda la sociedad. Les agradezco este servicio discreto en favor de los demás”.
No se puede desfigurar lo íntimo del hombre
Y al recordar que, “nuestros rostros están destinados a reflejar una belleza que va más allá de la que se puede percibir con los ojos del cuerpo”, el Papa Francisco pidió a estos profesionales que, como hombres, como médicos y como cristianos tengan siempre presente la verdad íntima del hombre.
“Una hermosura que no está sujeta a tendencias programadas por el negocio de la moda, por el negocio de la cultura, por el negocio de la apariencia, sino que entronca con la verdad del hombre, con su ser más íntimo, que no podemos desfigurar”.
Nosotros reflejamos la gloria del Señor
Al respecto, el Pontífice recordó las palabras de San Pablo cuando dice a los Corintios: «Nosotros, en cambio, con el rostro descubierto, reflejamos, como en un espejo, la gloria del Señor, y somos transfigurados a su propia imagen».
“Que esta verdad guíe siempre nuestra mano, para llevar al mundo esa imagen de Dios impresa en nuestro ser, en las buenas obras, en el amor que se entrega, en el amor que se difunde”.
Jesús nos muestra su verdadera imagen y la nuestra
Finalmente, el Papa Francisco destacó que la Escritura nos presenta a Jesús, como el «más hermoso de los hombres» y como aquel que a causa del sufrimiento llegó a verse tan «desfigurado que su aspecto no era el de un hombre y su apariencia no era más la de un ser humano».
“Jesús nos muestra en esta paradoja su verdadera imagen y la nuestra, que pasa por el camino de la cruz, por la aceptación de nuestra pequeñez, para llegar a una gloria perenne, a una esperanza que no defrauda ni se marchita”.