Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
UNOS CENTÍMETROS DE DIFERENCIA
Jubi se presentó en la sala. Nuestra beagle venía con la más que evidente intención de echarse una siestecita, así que cogí su cartón y lo puse en el suelo, como siempre.
Sin embargo, Jubi no se tumbó, sino que se quedó mirando atentamente la posición de su improvisada cama.
-¿Qué pasa? -le pregunté- Está como siempre…
Pero ella, ignorándome, acercó el hocico al cartón y, con mucha suavidad, empezó a darle golpecitos, empujándolo por el suelo. Unos centímetros después, visiblemente satisfecha con el “arreglo”, se tumbó dispuesta a disfrutar de su siesta.
De pronto comprendí lo sucedido: Jubi había movido el cartón… ¡¡¡hasta el lugar donde entraba el sol de la ventana!!! Era solo un poco más allá, pero ahora podía dormir mientras le acariciaban los rayos del sol.
¿Y acaso nosotros no podemos hacer lo mismo? Es muy fácil comenzar el día y centrarnos inmediatamente en cumplir la lista de tareas que tenemos por delante. Nos lanzamos a nuestro “cartón” sin detenernos en nada más.
Y, ciertamente, el problema no es el cartón, ¡sino la posición! ¿Por qué no dedicar unos minutos, moverlo unos centímetros más allá, para hacer exactamente lo mismo, pero bajo la caricia del Sol?
Esto es lo que sucede cuando, antes de comenzar el día, nos detenemos un instante para dar la mano al Resucitado y vivir la jornada bajo Su luz. Tal vez a alguno le parezca extraño que no nos lancemos a la tarea, a nuestro cartón, nada más poner un pie en el suelo, pero es que… ¡lo estamos “recolocando”!
Y es verdad que el cartón no cambiará, haremos lo mismo… pero con una luz diferente.
“Tú eres mi Dios, de madrugada te buscaré” (cfr. Salmo 63).
Hoy el reto del amor es colocar tu jornada bajo la luz del amor de Cristo. Bastan solo unos minutos para “empujar” nuestro cartón “un poco más allá” y descubrir que vives acompañado de Alguien que a cada instante te acaricia con su mirada. ¿Se te ocurre mejor manera de empezar el día?
VIVE DE CRISTO