Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
LA LATA DE LA PROVIDENCIA…
Nos llegaron unas latas enormes de comida identificadas con una pegatina en la que ponía su contenido. “Judías verdes”, ponía en una, era perfecto como primer plato para ese día. La de la cocina solo tendría que rehogarlas un poco y… oh, oh, cuando abrió la lata… ¡No había judías, era tomate triturado! Tuvimos que ir incorporando su contenido a varias comidas durante unos cuantos días.
Había más latas, ahora ya estábamos preparadas para la siguiente. Así que optamos por hacer unos macarrones y así agregar el tomate que aparecería en la siguiente lata de “judías verdes”. La abrimos y ni judías, ni tomate… ¡Había garbanzos!
Aparte de resultarme divertido, experimenté con “las latas de la providencia” que así es como actúa Jesús en nuestra vida. Él se ocupa de todo, ¡realmente! Lo que ocurre es que llena nuestras latas según lo que Él piensa que podemos necesitar. A veces lo que recibimos no coincide con lo que esperábamos, pero confiar en que el Señor sabe lo que necesitamos en cada momento da paz y descansa el corazón.
Cuando oramos, solemos ir con la solución “necesito…, que esto sea así, que…” olvidando que Jesús nos escucha y no solo eso, sino que está vivo y tiene su visión panorámica; sabe de qué llenar “la lata” en cada momento para que sea lo mejor.
Cuando vayas a orar por algo, prueba a llevar la lata vacía; deja que Él te ponga soluciones y experimentes que está vivo y te cuida. En lugar de pedirle el contenido que crees que te conviene, dile: “te entrego este problema, esta dificultad…” de esta manera le dejarás las riendas a Cristo y capacitarás tu mirada para reconocerle cuando llene tu lata.
«Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará» Sal 36
Hoy el reto del amor es que experimentes la providencia. Entrega a Cristo esa lata vacía que hoy tienes en el corazón y deja que Él te la llene, pídele poder reconocerle vivo en la solución.
VIVE DE CRISTO