Como católicos, somos conscientes de la presencia de Jesús en la Eucaristía, pero, ¿qué pasaría si personas que no son cercanas a la fe católica tienen un encuentro con Cristo? ¡Seguro que esa experiencia cambiaría sus vidas!
En un artículo para National Catholic Register, la periodista Patti Maguire Armstrong narró 5 veces en que Jesús se presentó a no creyentes y por medio de la Eucaristía logró que se acercarán a Dios.
- Un encuentro con Jesús en la adoración eucarística
“Qué extraña sensación es estar mirando lo que, a todas luces, parece ser un pedazo de pan en un pequeño compartimento de vidrio en el centro de una sencilla custodia de oro y sentir que eres tú quien está siendo observada”, señaló Emily Bleicher, una conversa al catolicismo.
Bleicher se autodenomina una “católica accidental” como resultado de un encuentro que tuvo con Jesús cuando un amigo la invitó a la adoración.
«Si tuviera que poner una fecha exacta en la que comencé a creer que la Eucaristía no es solo un pedazo de pan, sino que era Dios, el creador del universo conocido y desconocido, sería esa noche», compartió.
A partir de esa experiencia, Emily ingresó al RICA (Rito de Iniciación Cristiana para Adultos) y se convirtió al catolicismo.
«Creo firmemente que la Eucaristía es Dios», compartió. «Ciertamente, no se ve como Dios, en la medida en que realmente tenemos alguna idea de cómo se ve el Creador del cosmos. Pero nuestra falta de comprensión de la transformación del pan y el vino durante la consagración no disminuye la realidad de que la Eucaristía es Dios».
Experimentar a Cristo no significó que todos sus problemas desaparecieran, pero ahora encuentra consuelo en la adoración.
«Sentí una alegría más profunda de lo que pensé posible, y más libre y más viva que en cualquier otro momento de mi caminar con Cristo», dijo. «Cuando recibí la Eucaristía por primera vez en la Misa de Vigilia Pascual, fue como si nada más importara. Todo lo que ocurría en ese momento era yo y aquel a quien mi corazón ama. Antes de esto, un amigo mío me dijo: ‘Sé que estás emocionada por finalmente recibir la Eucaristía, pero imagina cuán emocionado está Jesús por ti’. En cada comunión, desde entonces, trato de retener esa fe y asombro infantil, de tener el honor de recibir la Eucaristía, que es Dios».
- De pastora protestante a creyente católica
Barbara Heil era todavía una pastora pentecostal carismática cuando, influenciada por el testimonio de católicos de un programa interdenominacional, sintió curiosidad por la Iglesia Católica y decidió acercarse a un retiro parroquial.
“Estaba parada en la parte de atrás de la iglesia después de la Misa, era mi oportunidad de conocer a católicos reales”, explicó Barbara. “En el último día, hubo una procesión. Estaba en la parte de atrás porque no quería que nadie me viera. De repente, en mi corazón, comencé a adorar a Jesús y a darle gloria. La presencia de Jesús se hizo tan fuerte”.
“Mis ojos estaban cerrados y olas de su presencia me estaban lavando. Abrí mis ojos y el sacerdote sostenía un bastón dorado con una ventana de vidrio con un resplandor a su alrededor. En ese momento no sabía qué era una custodia, pero sabía que Jesús estaba delante de mí en esa Iglesia Católica».
Así comenzó su camino de conversión. Sorprendentemente, aunque ella no lo sabía, había sido bautizada como católica cuando era un bebé, pero nunca fue educada en ninguna fe. Recibió el sacramento de la confirmación en abril de 2013.
- Una sanación post-aborto
Susan Marcy compartió su testimonio en el libro Amazing Grace for Families. Ella narró que se casó con su esposo, Bruce, el 10 de octubre de 1991.
Aunque ninguno practicaba alguna religión, querían incluir a Dios en su matrimonio. Comenzaron a orar y leer la Biblia juntos. Cuando una amiga invitó a Susan a ir juntas a la Iglesia Católica, ella aceptó de buena gana.
«Regresé por mi cuenta el siguiente domingo», relató. «Durante la consagración de la Santa Eucaristía, sentí el amor y el perdón de Cristo. No lo entendía todo, pero hice una cita para ver a un sacerdote”.
«Mi miedo era que la Iglesia Católica, conocida por estar firmemente en contra del aborto, me rechazaría. En cambio, el sacerdote me abrazó. Explicó que la Iglesia acoge a los pecadores y ofrece el perdón y el amor de Cristo. Estaba eufórica y le dije a Bruce que iba a comenzar la instrucción para convertirme en católica. Él me indicó que no quería ser parte de esa iglesia».
«‘Está bien’, dije, confiándolo todo a Dios. Después de asistir a mi segunda clase del Rito de Iniciación Cristiana para Adultos (RICA), Bruce se unió a mí. ‘Solo voy a ver; no significa que vaya a ir a Misa todos los domingos’, advirtió. Pero Bruce comenzó a venir conmigo a Misa. Entonces, un domingo durante la consagración, Bruce sintió la presencia de Cristo. El Domingo de Pascua de 1997 entramos juntos a la Iglesia».
- De niño malo a Sacerdote
Muchos conocen al Padre Donald Calloway, sacerdote de la Congregación de Padres Marianos de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. Él compartió su historia de conversión en el libro Amazing Grace for the Catholic Heart.
El sacerdote narró que su vida dio un cambio total una noche cuando se quedó en casa en lugar de ir de fiesta. Por aburrimiento, tomó un libro de la biblioteca de sus padres sobre una aparición mariana. Instantáneamente, se enamoró de la Santísima Virgen, sin haberla conocido antes, pero sabía que: «Su Dios es mi Dios».
El joven fue a ver a un sacerdote, que le pidió que esperara en la parte de atrás de la iglesia durante la Misa y hablarían después.
«Miré con curiosidad mientras todos se arrodillaban cuando el Padre levantó un círculo blanco», recordó. «En ese momento, las profundidades de mi ser clamaron: ‘¡Ahí está mi Dios!’ Fui infundido con el conocimiento de que era Jesucristo. Lo sabía, lo sabía, y quería recibirlo».
Después, al conversar con el sacerdote, le indicó: «Cuando levantaste el círculo blanco, ¡ese era Dios, ¿verdad?! ¡Lo sé, ese era Dios! ¡Dime que era Dios!»
Luego de seis meses de ese encuentro se confirmó, diez meses después partió hacia el seminario, y en mayo de 2003 fue ordenado sacerdote.
- De hijo de misioneros protestantes a monje benedictino
Dom David Watters es hijo de misioneros protestantes y creció entre Waco, Texas (Estados Unidos) y Katmandú (Nepal). Su hermano mayor se convirtió a la fe católica y condujo a David por el mismo camino.
Para Watters, experimentar la presencia de Jesús en la Eucaristía fue tan profundo que hace cuatro años se convirtió en monje benedictino dedicado a la adoración perpetua de la Eucaristía.
Es uno de los 18 hombres que forman parte del Priorato Silverstream en los bosques de Dublín (Irlanda), donde los Monjes Benedictinos de Adoración Perpetua se dedican a orar frente al Santísimo Sacramento en espíritu de reparación y por la santificación de todos los sacerdotes.
«La adoración eucarística fue una gran parte de mi conversión», dijo Watters. «Para cualquier converso, es algo que nunca han conocido antes». Aunque su familia tomaba su fe en serio, describió el descubrimiento del Santísimo Sacramento como «una gran gracia».
«Vivimos nuestra vida con el único fin de Dios», dijo Dom David. «Si tuvimos un mal día, pero pasamos tiempo con Dios y en la Liturgia de las Horas y en adoración, todavía tuvimos un día completamente exitoso».