Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

EN LIBERTAD
Hace unos días, un amigo me pasó una poesía. Era curiosa, llena de imágenes, pero, en concreto, me impresionó una estrofa que decía:

“Vivo ignorando los halagos
para no ser dominado,
porque el hombre acaricia al caballo…
para lograr montarlo”.

Todos sabemos lo doloroso y peligroso que es cuando una critica se nos cuela en el corazón. Dependiendo que quién la haya pronunciado, puede herirnos, o tal vez destrozarnos. Sin embargo, quizá no somos tan conscientes de proteger nuestro interior de los halagos o, traducido a nuestro idioma… de los “likes”.

Me impresiona un montón la entrada de Cristo a Jerusalén el Domingo de Ramos. El pueblo entero le aclama, entra como un triunfador, las autoridades se ven obligadas a cerrar la boca ante Él… Podría decirse que es el momento del éxito absoluto.

Sin embargo, ¿te has fijado en Jesús? Permanece ecuánime. No se exalta, no entra alzando los brazos o arengando a las masas, como haría hoy cualquier famoso. Deja que lo aclamen, incluso defiende a sus discípulos de quien quiere acallarlos, pero no pone su corazón en eso.

Ciertamente, Cristo sabe que, en cuestión de días, ese pueblo que hoy le aclama, mañana pedirá su ejecución: ¡¡los halagos y las críticas pueden alternarse con asombrosa facilidad!! Son como las corrientes del mar, que se mueven sin parar… y arrastran lo que encuentran.

Sin embargo, Jesús es libre. Tiene una guía segura, como la estrella polar de los navegantes. No se mueve por la opinión de la gente, sino por la Voluntad del Padre y el amor. Apuesta por ti, tanto si le aclaman como si le critican, tanto si le sigues… como si le rechazas. Su amor permanece siempre.

Esta es la clave que nos ofrece para ser auténticamente libres: tener el corazón lleno, lleno de Él. Cristo es esa mano amiga que nos da firmeza y libertad en medio del mar.

Hoy el reto del amor es dar gracias al Señor por su Amor, ese amor que no cambia con nada, que permanece “en las buenas y en las malas” y que es capaz de llegar hasta el extremo de entregarlo todo, hasta la Sangre… por hacerte libre. ¡Qué bello es este amor que no ata, sino que da alas!

VIVE DE CRISTO

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