Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
UN TIEMPO DE AMOR
Orando sobre esta Cuaresma, me di cuenta de que cuando llegamos a este tiempo litúrgico, a todos nos surge el deseo de hacer nuestros propósitos. En el fondo, todos tenemos el deseo de ser mejores, y al percatarnos de que hay muchas cosas que cambiar, ¿qué mejor ocasión que la Cuaresma para proponérnoslo? Pero… ¿realmente ese es el fin de la Cuaresma? ¿Realmente podemos convertir nuestro corazón?
Así estaba, orando y reflexionando sobre todo esto, cuando me vino como un eslogan: “¿Propósitos para Cuaresma?… Es la Cuaresma la que tiene un propósito para ti”. Y es que, en este tiempo, lo importante no es lo que nosotros hagamos, sino que es un tiempo de gracia en el que se nos regala experimentar de forma especial cómo nos ama el Señor. Porque solo Su Amor es capaz de transformar el corazón del hombre. Pero… ¿nos abrimos lo suficiente para permitirle obrar así en nosotros?
La Cuaresma se asemeja al desierto, lugar donde el Señor nos quiere enamorar: “Yo la voy a seducir, la llevaré al desierto y le hablaré al corazón” (Os 2, 16). El Señor me regalaba entender que desde esta perspectiva, la Cuaresma cobra un sentido nuevo.
La Cuaresma es el tiempo de gracia para abrirse más al Señor, para enamorarse más de Él. Porque Él siempre se está dando por nosotros, siempre nos regala oportunidades para que experimentemos Su Amor, pero nosotros no siempre estamos abiertos a acogerlo. Entonces, todo lo que nosotros podamos hacer en realidad va en esta línea: no de convertirnos a ser mejores, sino en la línea de estar con Él, de dejar que nos transforme el corazón. De esta manera, uno hace lo que sea necesario con tal de que nada nos pueda separar de la mirada de Él, ni de perder esta ocasión de hacer esta experiencia de desierto con Cristo.
Hoy el reto del amor es orar y pedirle al Señor que te muestre cuál es el propósito de esta Cuaresma para ti. ¿Qué te quiere mostrar en el corazón? ¿Qué es lo que realmente necesitas? Primero, dejemos que Él manifieste lo que quiere regalarnos, y luego se hará más claro qué hacer para escoger seguirle por ese camino.
VIVE DE CRISTO