La Cuaresma es una celebración que marca el calendario cristiano tanto como la Navidad o la Pascua y existe desde hace siglos. Es un periodo cargado de simbolismos y rituales que año con año son acatados y reproducidos por los fieles que practican activamente el cristianismo. Un tiempo litúrgico de gran envergadura para la Iglesia Católica que inicia el Miércoles de Ceniza, que este año será el 14 de febrero.
Es el periodo de 40 días (la cuadragésima) reservado para la preparación de la Pascua. Periodo que representa los días que Jesús permaneció sólo en el desierto antes de iniciar su magisterio público. La propedéutica consiste en reservar tiempo de penitencia y renovación, además de acompañar estos hábitos con prácticas como el ayuno y la abstinencia.
La Iglesia define este tiempo, teniendo en cuenta el calendario agrícola y el tiempo de renovación estacional, así, el inicio de la Cuaresma se calcula año con año partiendo del primer domingo posterior a la primera luna llena de la primavera septentrional. La fecha inaugural es el Miércoles de Ceniza y se clausura el Jueves Santo, antes de la Misa Vespertina in Coena Domini, donde es rememorada la Última Cena que Cristo celebró con sus discípulos antes de la crucifixión. «El Miércoles de Ceniza es día de ayuno y abstinencia, al igual que el Viernes Santo», así como los viernes de Cuaresma, la abstinencia debe ser de carne.
El propósito es la preparación. La cruz que el sacerdote coloca en la frente de los fieles el Miércoles de Ceniza simboliza el comienzo del periodo penitencial, bajo la frase «polvo eres y en polvo te convertirás» o «conviértete y cree en el Evangelio», por lo que el creyente está invitado a reflexionar sobre la muerte y la resurrección. Estos tiempos son particularmente apropiados para los ejercicios espirituales, liturgias penitenciales, peregrinaciones como signo de penitencia, privaciones voluntarias como el ayuno y la limosna, la comunicación cristiana de bienes, según lo dicta el catecismo.
Se práctica se remonta desde el siglo II, cuando se empezó a celebrar anualmente la Pascua, la Iglesia consideró que era necesario preceder esta conmemoración con un tiempo de preparación, mediante ayuno y oración. Primero se estableció el ayuno obligatorio durante el Viernes y Sábado Santos, previos al Domingo de Resurrección. En el siglo III, mediante el documento llamado Traditio Apostolica, se estableció que los candidatos al bautismo debían ayunar el viernes y pasar la noche del sábado en vela.
Fue en el siglo IV que esto adquirió la forma de un Tiempo de Cuaresma que se mantiene hasta hoy, como un período de penitencia y renovación de la fe, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Fuente:
https://www.marca.com/mx/actualidad/2023/02/18/63f0503122601d94698b4594.html