Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
A PRUEBA
El otro día estaba lavándome tranquilamente los dientes. Al terminar, dejé el cepillo en el vaso, como siempre, pero un sentimiento extraño me invadió por completo. Era la sensación de que no me había lavado bien la boca, de que no había dejado los dientes lo suficientemente limpios… Casi sin pensar, enganché de nuevo el cepillo y me lavé por segunda vez.
Nunca jamás he hecho algo así pero todo tiene su explicación: resulta que, esa tarde, ¡¡¡iba al dentista!!!
Mientras me cepillaba de nuevo, no pude evitar reírme diciéndome a mí misma que poco podía resolver a esas alturas: un cepillado intensivo de última hora no cambia el resultado de tu cepillado habitual. Si tienes caries, seguirás teniéndolas.
Así pues, el verdadero desafío está en cuidar los dientes día a día, superar la prueba de fidelidad en esa pequeña rutina. ¡¡¡Y lo mismo nos sucede con el amor!!!
El verdadero amor no es realizar grandes gestos llamativos e impresionantes a última hora… sino en el pequeño y constante cuidado diario por esa persona. Un detalle, un mensaje, una muestra de atención… son esos pequeños “cepillados” que, realizados día a día, evitan que nuestro amor se llene de “caries”.
Es la fidelidad en lo pequeño la que mantiene sano y fuerte nuestro amor, porque esos pequeños detalles construyen y expresan la comunión, y esponjan el corazón.
Es ese pequeño cepillado diario el que evita las caries, como es ese pequeño cuidado diario el que aviva el amor. Como dice Jesús: “El Reino de Dios es como la levadura… se amasa, y todo fermenta” (cfr. Mt 13, 33).
Hoy el reto del amor es mantener “cepillado” tu corazón. Pídele al Señor poder ser hoy instrumento de Su amor, y que te dé ojos para descubrir tres ocasiones para amar, para cuidar a quien tienes a tu lado. No necesitarás mucho, ¡¡¡pero tu interior cambiará mucho!!!
VIVE DE CRISTO