Konaté Hernández
Cancún, Quintana Roo.– En el marco de la XXVIII Jornada Mundial de la Vida Consagrada, las religiosas renovaron sus votos en busca de permanecer despiertas, vigilantes, perseverantes, como dijera el Papa Francisco: donde hay consagrados, hay alegría, dijo Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L. C., en la Catedral de la Santa Cruz y Santísima Trinidad en Cancún.
Ver el rosto alegre de las consagradas, religiosas, Ordo Virginum, es ver el testimonio luminoso su entrega de pobreza, castidad, obediencia al servicio del Señor y de los hermanos toda su vida, constató.
El próximo 14 de febrero, es el Miércoles de Ceniza, día con el que inicia la Cuaresma y el llamado es a estar preparados, para entrar en un camino de mayor oración, más recogimiento, de mas silencio. Continuando con la Jornada Mundial de Vida Consagrada, recordó una breve pero emotiva anécdota, que sucedió en un orfanato de religiosas en Ciudad Mujeres, cuando una niña de escasos 6 años ingresara, una pequeña que demostró ser muy listilla, a quien las religiosas apoyaron con sus cuadernos, libros para estudiar una carrera universitaria, y que este verano se graduará como doctora en la Universidad Anáhuac.
Es un invaluable apoyo que brindan las órdenes religiosas que cubren las necesidades de la gente, que acude a ellas con una gran alegría para recibir de su ayuda y salir adelante, es el mejor beneficio que pueden hacer: educar a las niñas para que sean personas útiles y de bien a la sociedad.
Por otra parte hizo una cordial invitación al laicado de la Diócesis Cancún Chetumal, a seguir las conferencias en línea sobre Política y Doctrina Social de la Iglesia, que impartirá gente preparada a nivel nacional, que este año se replicará en busca de informar y formar a los laicos a decidir con libertad y elegir la mejor opción política en el próximo proceso electoral. La formación que se ofrecerá es un apoyo, ayuda, que se ofrece de mucha calidad, por lo que espera sea aprovechado lo mejor posible, dentro de los horarios establecidos. Sin embargo hizo la aclaración de que no compete al clero hacer política partidista de ninguna clase a favor de uno u otro contendiente, pero lo que sí está en sus manos es informar y formar a la ciudadanía, reiteró.
Referente al conflicto generado entre algunos países, recordó el llamado del Papa Francisco que pide de manera urgente y acuciante orar para evitar la guerra. Llamado, en el que se invita a todos la ciudadanía católica a unirse a orar, porque que la oración mueve montañas y para que Dios nos escuche y haga el milagro, porque solo Él, puede detener esta guerra que podría tomar dimensiones catastróficas a nivel mundial, continuó.
Le angustia ver el surgimiento de guerrillas y un montón de guerras simultaneas, muchos conflictos entre los países que no logran entender, que sólo resolverán sus conflictos y situaciones a través del diálogo, razón, escucha, pero tal parece que mejor optan por las armas, cañones para resolver sus diferencias, un absurdo que no cabe en la cabeza y que desgraciadamente se debe a que el demonio, ha entrado en sus mentes, cerrándolas, por lo que reiteró que la única opción es la oración, para cambiar las mentes que parecen bloqueadas, obnubiladas o enajenadas y echar afuera a los demonios que se quieran meter.
Finalmente respecto al inicio de las fiestas carnestolendas, su mensaje a la ciudadanía y a los católicos es, divertirse con moderación, sanamente, familiarmente. Uno se puede divertir y que bueno que la gente que viene de visita, encuentre un ambiente sano, porque se presume mucho el paraíso de arena, sol, mar, selva, pero el paraíso humano es la sociedad que tiene que estar a la altura.
El carnaval más arraigado, popular y de mayor tradición es el Cozumel, que por muchos años, la sociedad y las familias han procurado que sea algo familiar, de diversión y de sano esparcimiento, y que han procurado mantener así para evitar el destrampe, desenfreno y no un frenesí como hay en otros carnavales, no solo de la entidad si no del mundo, concluyó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L. C.