Sigue aumentando el número de muertos en la isla de Maui. El Papa reza por las
víctimas de los incendios. El presidente de Estados Unidos, Biden, no descarta
visitar la isla. El incendio está controlado pero algunos focos siguen activos.
Luca Collodi – Ciudad del Vaticano
El número de muertos, decenas, aún no es definitivo. Más de dos mil estructuras
están devastadas y una investigación deberá determinar quiénes son los
responsables. Estos son algunos de los datos del primer balance de los incendios
que desde el pasado martes asolan la isla de Maui, en Hawái, en lo que se ha
convertido en la tragedia por causas naturales más grave de la historia moderna
de Estados Unidos. Ayer, en el Ángelus, el Papa rezó por las víctimas de los
incendios que han devastado la isla de Hawai. El presidente Joe Biden ha
prometido ayuda y no ha descartado volar a Hawai, el estado de mayoría
demócrata donde nació Barack Obama.
El incendio
Pasará mucho tiempo antes de que se pueda dar nombre a todos los restos
carbonizados de las personas que murieron en el incendio. Para la policía de la
isla de Maui, «nadie es capaz aún de indicar el verdadero alcance de esta
tragedia». Unas 2.200 estructuras quedaron devastadas o dañadas por los
incendios. Los daños materiales y medioambientales ascienden actualmente a
unos 6.000 millones de dólares. En los últimos días, los bomberos han hecho
grandes progresos en la lucha contra los incendios. La línea de fuego ya no
avanza, pero aún no está totalmente controlada.
Las operaciones de socorro
Miles de personas han abandonado sus hogares. De ellas, unas 1.400 están
alojadas en refugios de emergencia. Se han habilitado al menos 1.000
habitaciones para alojar a familias. Las autoridades locales están tratando de
reunir el mayor número posible de viviendas para que los evacuados puedan
utilizarlas a largo plazo. El fiscal general de Hawái recopilará tantos documentos y
testimonios como sea posible, para reconstruir la génesis de los incendios y el tipo
de respuesta que dieron las autoridades.
La investigación
Bajo acusación está, en particular, la falta de activación del sistema de alarma, el
mayor del mundo, con 400 sirenas (80 de ellas en Maui) que permanecieron en
silencio mientras avanzaba el fuego. Los mensajes de texto de alerta ni siquiera
llegaron porque la cobertura telefónica se colapsó y muchos se enteraron de los
incendios por la gente que huía.