Konaté Hernández
Cancún, Quintana Roo.– En los cielos y en la tierra sea por siempre alabado el corazón amoroso de Jesús Sacramentado.
Es testimoniar que Cristo está con nosotros, todos los días hasta el fin del mundo (San Mateo capitulo 28, versículo 20) y que es el único que puede dar vida en abundancia y para siempre.
La Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo es una celebración tradicional conocida también como Corpus Christi y es la oportunidad para hacer pública la profesión de fe en la Presencia Real de Cristo en las especies eucarísticas del pan y del vino.
La Eucaristía es el centro misterioso de todos los sacramentos, porque es el Sacrificio histórico de Jesús en la Cruz que se hace presente durante la transubstanciación de un modo oculto e incruento. De este modo la celebración eucarística es la fuente y cima de toda la vida cristiana (Concilio Vaticano II, Lumen Gentium LG, 11). A ella está orientado todo: más allá de ella no hay nada mayor que se pueda alcanzar.
Luego de la Solemnidad de la Santísima Trinidad, Divina Providencia, miles de católicos acudieron a sus comunidades por la tarde del Jueves, para mostrar su devoción y amor al Santísimo Sacramento en la Solemnidad de Corpus Christi por calles y avenidas, de norte a sur en la Diócesis de Cancún Chetumal.
Cabe destacar que en la Iglesia Particular de Quintana Roo, las parroquias que llevan el nombre de Corpus Christi se encuentran en 20 Av. Sur, colonia Gonzalo Guerrero, en San Miguel de Cozumel; Calle 110-a Sur 417, colonia Ejidal en Playa del Carmen y Calle 32 Región 92 Manzana 30 en Cancún, donde realizaron el novenario, rezo del Santo Rosario, kermes, vaquería en el periodo comprendido del 31 de mayo al 8 de junio.
Con esta fiesta se busca enseñar al mundo la alegría, despertar el interés e invitar a la juventud a participar de las actividades religiosas, espirituales que se desarrollan en unidad, paz y contagiar a la ciudadanía en general y de manera especial a los jóvenes a conocer Iglesia Católica.
En los tiempos difíciles por los que transita la humanidad, es importante orar, discernir, contagiar la espiritualidad en comunión con el Romano Pontífice sucesor de San Pedro y Vicario de Cristo y hacer partícipe al mundo a intensificar la vida de oración.
Una invitación que hace Jesús Sacramentado a vivir la sinodalidad al interior de la Iglesia, con actitud de apertura a la Palabra de Dios, estar disponible para asumir con renovado entusiasmo el compromiso que Él, inspira para poder realizar su misión evangelizadora.