Fred de Noyelle / G

Desde la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles, en Pentecostés,
los cristianos son conscientes de los dones con los que asiste al creyente
la tercera Persona de la Trinidad.

El Catecismo de la Iglesia católica, en el número 1830, explica que «la
vida moral de los cristianos está sostenida por los dones del Espíritu
Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil
para seguir los impulsos del Espíritu Santo «.

El Espíritu Santo es, para muchos, el «gran desconocido» de
la vida cristiana. No obstante, no es posible sin él la vida de fe, ni la
esperanza, ni la caridad. Es él quien actúa en los corazones y quien
transforma la vida de las personas.

Él es quien mueve a amar y quien impulsa los actos de valor. Es el
Espíritu el que da alas a la evangelización y quien da inteligencia a los
hombres para llegar a conocer a Dios. No puede existir la vida cristiana
sin que Él la sostenga, ni siquiera la misma Iglesia.

Importante: No hay que confundir los dones del Espíritu con
los frutos que el Espíritu produce en la vida de las
personas. Los dones del Espíritu son siete y son los «regalos» que el
Espíritu da. Mientras que los frutos, según ha enseñado siempre la
Iglesia, son las perfecciones que esos dones producen en las personas.

Descubramos, entonces, cuáles son y cuál es el significado de los 7
dones del Espíritu Santo:

1 EL DON DE LA SABIDURÍA

Es el don de entender lo que favorece y lo que perjudica al
proyecto de Dios. Él fortalece nuestra caridad y nos prepara para
una visión plena de Dios.

El mismo Jesús nos dijo: «Mas cuando os entreguen, no os preocupéis
de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os
comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que
hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en
vosotros» (Mt 10, 19-20). La verdadera sabiduría trae el gusto de Dios y su Palabra.

2 EL DON DEL ENTENDIMIENTO

Es el don divino que nos ilumina para aceptar las verdades reveladas
por Dios. Mediante este don, el Espíritu Santo nos permite escrutar
las profundidades de Dios, comunicando a nuestro corazón una
particular participación en el conocimiento divino, en los secretos del
mundo y en la intimidad del mismo Dios.

El Señor dijo: «Les daré corazón para conocerme, pues yo soy
Yahveh» (Jer 24,7).

3 EL DE CONSEJO

Es el don de saber discernir los caminos y las opciones, de saber
orientar y escuchar. Es la luz que el Espíritu nos da para distinguir
lo correcto e incorrecto, lo verdadero y falso.

Sobre Jesús reposó el Espíritu Santo, y le dio en plenitud ese don, como
había profetizado Isaías: «No juzgará por las apariencias, ni
sentenciará de oídas. Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará
con rectitud a los pobres de la tierra» (Is 11, 3-4).

4 EL DE CIENCIA

Es el don de la ciencia de Dios y no la ciencia del mundo. Por este don
el Espíritu Santo nos revela interiormente el pensamiento de Dios
sobre nosotros, pues «nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el
Espíritu de Dios» (1Co 2, 11).

5 EL DON DE PIEDAD

Es el don que el Espíritu Santo nos da para estar siempre abiertos a la
voluntad de Dios, buscando siempre actuar como Jesús actuaría.

Si Dios vive su alianza con el hombre de manera tan envolvente, el
hombre, a su vez, se siente también invitado a ser piadoso con todos.

En la Primera Carta de San Pablo a los Corintios escribió: «En cuanto a
los dones espirituales, no quiero, hermanos, que estéis en la
ignorancia. Sabéis que cuando erais gentiles, os dejabais arrastrar
ciegamente hacia los ídolos mudos. Por eso os hago saber que nadie,
hablando con el Espíritu de Dios, puede decir: «¡Anatema es Jesús!»;
y nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!» sino con el Espíritu Santo»
(1Co 12, 1-3).

6 EL DE FORTALEZA

Este es el don que nos vuelve valientes para enfrentar las dificultades
del día a día de la vida cristiana. Vuelve fuerte y heroica la fe.
Recordemos el valor de los mártires. Nos da perseverancia y firmeza en
las decisiones.

Los que tienen ese don no se amedrentan frente a las amenazas y
persecuciones, pues confían incondicionalmente en el Padre.

El Apocalipsis dice: «No temas por lo que vas a sufrir: el Diablo va a
meter a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis tentados, y
sufriréis una tribulación de diez días. Mantente fiel hasta la muerte y
te daré la corona de la vida» (Ap 2,10).

7 EL DON DEL TEMOR DE DIOS

Este don nos mantiene en el debido respeto frente a Dios y en la
sumisión a su voluntad, apartándonos de todo lo que le pueda
desagradar.

Por eso, Jesús siempre tuvo cuidado en hacer en toda la voluntad del
Padre, como Isaías había profetizado: «Reposará sobre él el espíritu de
Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y
fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh» (Is 11,2).

Así lo dice la misma Biblia, refiriéndose al significado de los 7 dones del
Espíritu Santo:

«Tu espíritu bueno me guíe por una tierra llana» (Sal 143,10).

«Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios
[…] Y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos de
Cristo» (Rm 8, 14.17).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Contenido Protegido