P.Héctor Galván L.C

Esta parábola que expuso Cristo a sus oyentes era de un sentido muy familiar los judíos. El
Rey David había ido elegido rey siendo pastor. Abel hijo de Adán y Eva, como prototipo de
corazón religioso escogía la mejor oveja de su rebaño para ofrecerla en sacrificio a Dios.
Los únicos invitados a conocer al Niño recién nacido en Belén eran pastores. Este
identificarse él como pastor debía ser para los oídos de aquellos, debía tener un acento
muy claro y de fuerte sentido religioso

Esas ovejas están resguardadas en un aprisco y como garantía se seguridad hay una
puerta, con cuya seguridad se identifica con la persona de Cristo, pues sabe que otros
querrán robar algunas ovejas o dañarlas. Este buen pastor estará dispuesto a defender
esas ovejas con su propia vida, como lo cumplió a su debido tiempo dando la vida en el
suplicio de la Cruz.

Como garantía de que Él es una puerta segura lo afirmará categóricamente afirmando que
Él es el Camino, la Verdad y la Vida, pues con esa finalidad nació, Por esto no tuvo reparo
en asegurarles a sus oyentes que Él vive antes que Abraham, padre indiscutible de los que
se sientes pueblo escogido.

Este evangelio del Buen Pastor cuadra muy bien en este tiempo litúrgico de la Pascua.
Pues en la batalla final que nos describe el Apocalipsis, el Único vencedor y restaurador
del Reino de Dios es el Cordero.

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