Cancún, Quintana Roo.– Este domingo mundial es el día mundial de las misiones, una jornada dedicada en toda la iglesia a orar y a apoyar económicamente a los misioneros que, dejando su patria, su familia y sus bienes, se sienten impulsados por el Espíritu Santo y enviados por Jesucristo a predicar el evangelio en tierras lejanas, indicó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, en su mensaje dominical.
Hoy es un día dedicado a la acción de gracias por tantos misioneros que han entregado su vida a la causa del Evangelio, durante tantos siglos de vida del cristianismo, precisó.
Después de tantos siglos y viviendo tan lejos de Palestina, gracias a ellos también hoy nos llegó la luz y la salvación también a nosotros. Muchos misioneros a lo largo de la historia sufrieron el martirio y la gran mayoría sufrieron penurias, incomprensiones y persecuciones. Debemos estar siempre agradecidos por la fe y la salvación que nos llegó a través de tantos misioneros generosos y valientes que no dudaron en entregar toda su vida por la causa del Evangelio. “Que hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que trae buenas noticias”. “La voz de los mensajeros ha resonado en todo el mundo y sus palabras han llegado hasta el último rincón de la tierra”.
En todos los bautizados desde el primero hasta el último actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar. Como parte de su misterio de amor hacia la humanidad, Dios dota a la totalidad de los fieles de un instinto de la fe que los ayuda a discernir lo que viene realmente de Dios. La presencia del Espíritu otorga a todos los cristianos una sabiduría especial que les permite captar intuitivamente las realidades divinas. En virtud del bautismo recibido cada miembro del pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero. Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la iglesia y el grado de ilustración de su fe es un agente evangelizador. La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados. Que nadie postergue su compromiso con la evangelización, pues si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos ni largas instrucciones. Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús. Los primeros discípulos inmediatamente después de conocer a Jesús salían a proclamarlo gozosos “¡hemos encontrado al Mesías!” (Jn. 1, 41). También San Pablo a partir de su encuentro con Jesús se puso enseguida a predicar que Jesús era el Hijo de Dios (Hech. 9, 20) ¿A que esperamos nosotros? Todos somos llamados a ofrecer a los demás el testimonio explícito del llamado del Señor.
Hoy día la iglesia quiere ser misionera, no en tierras lejanas sino en las tierras más cercanas donde hay muchos alejados de la iglesia. Si tú quieres participar en ésta nueva misión, la iglesia te invita a ser emprendedor, innovador para abrir nuevos caminos de evangelización. La iglesia te invita a involucrarte, no quedarte como espectador pasivo, sino convertirte en colaborador activo.
La iglesia te invita a trabajar en equipo, sumando esfuerzos evitando competencias, rivalidades y protagonismos tóxicos. La iglesia te invita a buscar frutos maduros que duren hasta la vida eterna.
A buscar el cambio y la conversión de las almas. La iglesia te invita a compartir la alegría del Evangelio. El discípulo misionero no impone una obligación o una creencia, el misionero simplemente comparte una alegría y señala un horizonte amplio y bello. En la dulce y confortadora misión de evangelizar, no estamos solos, el Espíritu Santo es el alma y el protagonista de la misión. Debemos salir a la misión, llenos del Espíritu Santo para dar testimonio de sus dones, de sus frutos y de sus carismas, concluyó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas.