Ramón Pretelin Escalera
Ciudad de México.— Para dar la batalla en cualquier ámbito se requiere renovar el compromiso sin miedo a los insultos ni a la marginación, indicó el pesidente de CitizenGO, Ignacio Arsuaga, en el Congreso Mundial de las Familias en Ciudad de México.
Una nutrida participación de miles de personas de todo el mundo reunidas para celebrar, promover y proteger la familia.
Un fin de semana intenso, en la presentación de la plenaria, entrevistas con medios televisivos, saludar y compartir entre amistades, repartir camisetas a los asistentes al congreso, etc.
Fue increíble conocer las palabras de personas que animan a luchar.
En un stand se daba información a los asistentes de las campañas y actividades, dar a conocer las activistas, lograr nuevos vínculos de amistad y reforzar las antiguas.
En un momento especial y emotivo cuando el equipo recibió la bendición de S.E. el Cardenal Müller y de su Santidad el Papa Francisco que envió un mensaje personal para saludar a los asistentes, a través del primado de la Iglesia Católica en México, Cardenal Carlos Aguiar Retes.
Entre otros, se escucho al fundador de la IOF, el doctor Allan Carlson.
Excmo. Cardenal Gerhard Müller, antiguo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, (que no se anduvo con rodeos a la hora de calificar la reasignación de sexo como obra del diablo).
Jim Daly, presidente de Focus on the Family, uno de los grupos pro-familia más influyentes del mundo.
Christopher West, fundador y presidente del Instituto para la Teología del Cuerpo y el profesor más reconocido del mundo de la «Teología del Cuerpo» de Juan Pablo II.
Nicki y Sila Lee, autoras de The Marriage Book y The Marriage Course, que están ayudando a parejas de todo el mundo a apoyar y fortalecer su relación.
La realeza europea, con los comentarios sobre la importancia de la familia de la princesa Gloria de Thurn y Taxis, y muchas más conferencias enriquecedoras y valientes.
En definitiva, más de cinco mil personas participaron en el Congreso, convirtiéndolo en el más numeroso hasta la fecha.
Los participantes volvieron a sus países con nuevos bríos e información para fortalecer sus causas y profundizar su compromiso con la vida y la familia.
El mundo hoy se encuentra en una guerra cultural, por un lado antiguos relativistas, defensores de los dogmas de lo políticamente correcto sin admitir discrepancias ni disentir. En el otro lado los defensores de la vida humana desde su concepción, la familia y la libertad.
Una lucha contra los que defienden el aborto libre, la ideología de género, la castración de los niños con disforia de género, la reducción de la población mundial y la prohibición de la expresión pública de la fe. Una y otra vez parece que los que defienden estas cosas horribles han ganado la batalla cultural: tienen la hegemonía sobre las universidades, los medios de comunicación y la política.
Todavía quedan años para sacudirse el yugo de la ideología progresista, y estas son las razones:
Los jóvenes, la llamada generación Z, está básicamente adoctrinada por esta ideología.
Las grandes empresas y los oligarcas están ‘abducidos’ y gastan muchos millones para financiar fundaciones y ONG ‘progresistas’.
El funcionariado y la burocracia están ideologizados, así que aunque gane alguien políticamente incorrecto, tendrá que hacerlo con el freno de mano puesto.
Las leyes de la mayoría de los países occidentales están impregnadas de esta ideología progresista. Sin embargo la batalle se ganará con trabajo, dedicación e inteligencia.
La razón fundamental es que la ideología woke (la ideología que la izquierda radical promueve en todo el mundo) es una MENTIRA. Y las mentiras tienen las patas muy cortas.
Pero también hay otros signos de esperanza: los jóvenes, rebeldes por naturaleza, se unen a la resistencia porque la ideología woke es aburrida y no permite el debate ni la creatividad.
Aparecen iniciativas en la Iglesia que se extienden a gran velocidad e intensidad. La sociedad civil está cada día mejor organizada. Empiezan a producirse victorias como la de Georgia Meloni en Italia, desafiando lo políticamente correcto y el totalitarismo de la extrema izquierda.
Por eso creo que la ideología woke es un «gigante con pies de barro».