Fuente :Aleita en español
No importa todo lo que hayas hecho en tu vida, Él te ama, te espera, y desea que
puedas llegar al Paraíso con el alma pura. Una esperanzadora reflexión del
escritor Claudio de Castro.
Antes de escribirte me gustaría hacer un pequeño alto. Tengo una urgente
necesidad de compartir contigo la bendición franciscana:
El Señor te bendiga y te guarde; te muestre su faz y tenga misericordia de ti.
Vuelva su rostro a ti y te dé la paz.
El Señor te bendiga.
Debo decirte algo más, ignoro tu situación, los difíciles momentos que estás
atravesando. Pero sé dos cosas importantes y te las comento.
1 DIOS TE AMA
Eres importante para Él. No importa todo lo que hayas hecho en tu vida, Él te ama,
te espera, y desea que puedas llegar al Paraíso con el alma pura, limpia. Dios te ama,
hermano, hermana, y desea abrazarte, consolarte, llenarte de gracias.
Para ello debes restaurar tu amistad con el, como el hijo pródigo que
volvió a la casa de su Padre y el padre corrió a abrazarlo y vestirlo con las mejores
ropas.
Confiésate
Haz una buena confesión sacramental. Haz propósitos de enmienda. No imaginas
la cantidad de conocidos a los que recomiendo confesarse y tiempo después
retornan a contarme las maravillas que están ocurriendo en sus vidas, antes vacías, ahora plenas con la
presencia de Dios.
Busca a Dios, amigo, amiga, no importa tu situación. Es un Padre amoroso y
nunca nos abandona.
Camina en adelante con el corazón en el cielo huyendo de las ocasiones de pecado.
Y si caes, pues nada, levántate con la dignidad que tenemos todos los hijos de Dios
y ve a confesarte de nuevo.
Y si te preguntas si es verdad que Dios te ama a pesar de todo lo que has hecho, te
responderé
con una cita de la Biblia.
«Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que
crea en él no
perezca, sino que tenga vida eterna»
Juan 3, 16
Ve a confesarte, limpia tu alma, Dios espera mucho de ti. Sabe que puedes.
2 SOMOS HIJOS DE DIOS
Lee lo que nos dicen las Escrituras en Romanos 8, 14 -15:
«En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.
Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien,
recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre!».
Eres su hijo. Anda, busca a Dios, confía en su bondad y Misericordia.
«Sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de
aquellos que han sido llamados según su designio»
No estamos solos por el camino de la vida, Dios siempre interviene para nuestro
bienestar
físico, familiar, espiritual. Eso lo sé bien, lo he comprobado cientos de veces.
El Amor hace milagros
He visto milagros impresionantes, ocurridos en la presencia amorosa de Dios.
Vidas renovadas, personas que iban a quitarse la vida y Dios los transformó y ahora
le sirven en la Iglesia, restauradas sus vidas, y son felices.
Mujeres que no abortaron porque sintieron la presencia amorosa y tierna de Dios
que las consolaba y les decía: “Yo soy y te amo. Eres especial para mí”.
Se supieron amadas, protegidas, seguras, en las manos de Dios. También tú puedes
experimentarlo. Él siempre te va a perdonar y abrazar con ternura.
Me encanta ver cómo Dios es capaz de tomar una vida que ha perdido el camino y
su propósito y en segundos la restituye, la llena de esperanza y alegrías.
Y es que Dios, que nos conoce bien, sabe sacar lo mejor de nosotros en cualquier
situación.
Su misericordia es infinita. Me brota del alma exclamar como el salmista en el
salmo 107:
«¡Den gracias al Señor porque él es bueno, porque es eterna su misericordia!».
Quisiera invitarte a leer en voz alta, junto a mí, este fragmento del salmo 25. Te
ayudaré a
restaurar la paz en tu alma. ¿Te animas?
Oración
A ti, Señor, elevo mi alma, a ti que eres mi Dios.
En ti he confiado, que no quede avergonzado
ni se rían de mí mis enemigos.
Los que esperan en ti no serán confundidos,
pero sí lo serán quienes te mienten.
Haz, Señor, que conozca tus caminos,
muéstrame tus senderos.
En tu verdad guía mis pasos, instrúyeme,
tú que eres mi Dios y mi Salvador.
Te estuve esperando todo el día,
sé bueno conmigo y acuérdate de mí.
Acuérdate que has sido compasivo
y generoso desde toda la eternidad.
No recuerdes las faltas ni los extravíos de mi juventud;
pero acuérdate de mí según tu amor.
El Señor es bueno y recto;
por eso muestra el camino a los que han pecado.
Dirige los pasos de los humildes,
y muestra a los sencillos el camino.
Amor y lealtad son todos sus caminos,
para el que guarda su alianza y sus mandatos.
¡Rinde honor a tu nombre, Señor,
y perdona mi deuda, que es muy grande!
En cuanto un hombre teme al Señor,
él le enseña a escoger su camino.
Su alma en la dicha morará,
y sus hijos heredarán la tierra.