Konaté Hernández
Cancún, Quintana Roo. – Las virtudes que Cristo dejara a todo aquel que deseará seguirle en el ministerio y ser sacerdote para siempre, bajo el rito de Melquisedec, se les conoce como virtudes evangélicas.
La primera virtud es la “pobreza” como citan los Evangelio, salvo la ropa la ropa y sandalias y algo de alimentos en las alforjas, para el camino.
Para dar un servicio al 100 por ciento al Iglesia es requisito indispensable la “Castidad” porque un hombre comprometido con el matrimonio no podrá dar un servicio de tiempo completo y desde luego la “obediencia” al ordinario del lugar u obispo, entendiéndose que la jerarquía desde su Cabeza Invisible que es Cristo quien asiste a la cabeza visible que es el Papa a través del Espíritu Santo; esto es para no confundir “Jerarquía”, con democracia menos con autoritaria, como muchos creen hoy en día.
Entre lágrimas y alegría se vivió el cambio de párrocos, en las comunidades parroquiales de Cristo Rey y Divino Niño Jesús.
Parroquia de Cristo Rey
Un fin de semana de gran actividad se vivió en la céntrica parroquia de Cristo Rey ubicada en calle Margaritas 15, esquina Tulipanes en la Súper manzana 22 en Cancún.
Luego de 20 años de dar un servicio espiritual a la comunidad parroquial de Cristo Rey, el padre José Antonio Blanco Ortega, L. C., con responsabilidad, asumió una nueva misión.
A las 7 de la noche, Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, acompañado de varios sacerdotes, en una solemne procesión de entrada, inició la Celebración Eucarística para presentar a la comunidad parroquial al padre Luis Carmelo Suena Díaz, L. C., como su nuevo párroco, para el viernes 22 de abril.
Parroquia Divino Niño Jesús
De la misma manera pero jueves 21 de abril, entre las avenidas de los Itzáez y de los mayas, en el fraccionamiento Barrio Maya el padre Luis Guadalupe Canul Cauich tomo posesión como segundo párroco de la parroquia Divino Niño Jesús a las 7:00 pm.
La comunidad parroquial agradeció a su primer párroco, padre Miguel Ángel Leos Gallegos por sus casi 8 años de producir los frutos que se esperaba de los fieles como su pastor y guía.