Ciudad de México. – Nuestra libertad es para amar y servir, por lo que en su más profundo sentido el amor es el acto supremo de la libertad del hombre, que elige querer el bien del ser amado.
Querer, es un acto de la voluntad, que elige libremente, aun cuando en la raíz de ese querer se vea también influenciado por sus impulsos y su sensibilidad, “por las razones del corazón” como diría Pascal.
Quien ama, elige entregarse (darse, servir) al ser amado.
Amar es querer el bien de la persona amada y busca el bien, con lo que en realidad se perfecciona a quien se ama, como el fundamento y la meta de ese querer. ¿Qué es el bien?, todo aquello que te hace ser mejor persona.
Se quiere ese bien porque la persona es digna de amor, lo merece por ser quien es, aun cuando esté muy limitada en el desarrollo de sus cualidades y habilidades.
Tradicionalmente se ha distinguido entre el amor benevolente, puro y generoso que busca el bien del que se ama y el amor pasional que busca en el otro el placer que proporciona el cual está teñido de egoísmo.
El hombre y la mujer son capaces de amar y por tanto de amar sexualmente
La sexualidad humana, es capaz de expresar el amor entre el hombre y la mujer, con toda su riqueza física, afectiva y espiritual, de ahí que solo el ser humano se enamora, hace erotismo y es capaz del amor sexual.