Konaté Hernández
Cancún, Quintana Roo. – Promover la adopción es la solución para que la mujer embarazada, las familias y sus hijos se vean beneficiadas con políticas de salud y vida desde la concepción, proporcionadas por la legislación y garantizadas por la autoridad.
El aborto es una práctica que al eliminar los esfuerzos para proteger a los miembros indefensos de la familia no garantiza la solución a la problemática social.
Es necesario generar políticas públicas que apoyen a las mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad, y sus esfuerzos para prevenir el embarazo de adolescente, por lo que al plantearse como “solución” la adopción para la mujer que se enfrenta a un embarazo inesperado, sin exponer los riesgos que implica someterse al aborto.
Eliminar al niño por nacer, implica una regresión en materia de protección de los derechos del “nasciturus”, protegido por el ordenamiento jurídico, debido a que es considerado un bien jurídico necesitado de tutela, porque una vez acontecido el nacimiento la mayor parte de las legislaciones existentes reconocen constitucionalmente los derechos a toda persona nacida.
La autoridad educativa en valores familiares
La autoridad es el poder que tiene una persona sobre otra que le está subordinada, por lo que sólo habrá verdadera autoridad cuando se ejerza con disposición de prestar al otro una ayuda.
En la familia, la autoridad corresponde a los padres, para beneficiar a sus hijos con la autoridad ejercida correctamente, en este sentido la autoridad es una influencia positiva, que sostiene la libertad de cada hijo y la acrecienta.
Es un servicio que supone el poder de decidir y de sancionar; es una ayuda que dirige la participación de los hijos en la vida familiar, es decir que la autoridad no sólo sirve para la mejora del hijo y de la familia, sino que apunta decididamente a la mejora de la sociedad.
No basta a los padres de familia saber que tienen autoridad, necesitan saber que son capaces de ejercerla y deben hacerlo por amor a los hijos, con exigencia, cariño, serenidad y buen humor supone una serie de virtudes. Sucede que hoy muchos padres de familia tienen miedo de ejercer su autoridad y al abdicar se abstienen de dar órdenes por miedo a equivocarse.
Otros reaccionan con violencia, autoritarismo, pero dada la rebeldía que genera este tipo de autoridad, suele terminar en crisis y en abandono. Otra modalidad de autoritarismo es el paternalismo o sobreprotección, caracterizado por querer sustituir al hijo en el pensamiento, en la decisión e incluso en la acción, en lugar de orientar, comprender y exigir de acuerdo con sus posibilidades. Entre las dificultades que encuentran los padres de familia para ejercer su autoridad, se encuentra la falta de energía, constancia, resistencia a las frustraciones, serenidad, capacidad de decisión.