Feb 1, 2022

+ Mons. Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, lc

Obispo de Cancún-Chetumal

Cancún, Quintana Roo. – . La religión ayuda a crecer en el amor, a tener compasión con la enseñanza del amor servicial y sincero, destacó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, en la Catedral de la Santa Cruz y Santísima Trinidad en Cancún.

Una enseñanza disculpa, espera, confía y soporta sin límites, es lo que debe de sacar de cada persona la religión, consideró.

La religión saca lo mejor del corazón, al ayudar a perdonar y a reconciliarnos como hijos del Padre, con la enseñanza de ser misericordiosos, como Dios, al devolvernos la paz y la alegría de un corazón atribulado y arrepentido. Además de que confirma en la verdad e ilumina en el camino al cielo. Sin embargo la religión malentendida y mal vivida, puede sacar lo peor de cada persona como: el odio, envidia, fanatismo, superstición, intolerancia, rigidez, discriminación.

En su homilía dominical, explicó Jesús al volver a su pueblo de Nazaret, ingresó a la sinagoga, leyó la escritura y la comentó, debido a que en un principio todos sus paisanos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría que salía de sus labios, sin embargo, al final al concluir su comentario, los que estaban en la sinagoga llenos de ira, querían despeñarlo. Parece muy extraño y sorprendente el rápido cambio de actitud de los paisanos del Señor, que en realidad no debe extrañar, porque Jesús siempre fue y será signo de contradicción, amado por unos, odiado por otros; admirado por unos y rechazado por otros “vino a los suyos y los suyos no lo recibieron” “la luz vino a las tinieblas y las tinieblas no la recibieron, porque sus obras eran malas”. Rechazado por las tinieblas por sacar la maldad, el desorden, la suciedad y el pecado escondido en ellas y sacar de un corazón bueno lo malo que se esconde ahí.

Jesús el hijo del carpintero

Los paisanos de Jesús no lo podían ver más que como hijo del carpintero, les faltaba la fe para ver en él algo más. Sabían que había hecho milagros en Cafarnaúm, pero sentían que Jesús tenía que haber comenzado a hacer milagros en su pueblo. Se enojan porque no aceptaban que los paganos fueran los primeros en recibir los beneficios que traía Jesús. Ellos se creían el pueblo escogido de Dios y por tanto se sentían con derecho a más milagros y manifestaciones de Dios. Lo rechazan y lo quieren matar porque les echó en cara su falta de fe y les hizo ver que los paganos estaban más abiertos a la fe que ellos, aunque ellos se sentían privilegiados y orgullosos de ser el pueblo elegido, concluyó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas.

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