Por Silvia del Valle

Es increíble ver como poco a poco se va haciendo lo más normal que las personas opten por buscar solo el bien propio, hacer el menor esfuerzo, lo que cueste menos trabajo, lo que duela menos o lo que le incomode menos, sin importar si es lo mejor para ellos.

Por eso en necesario educar y fortalecer a nuestros hijos en los valores y virtudes, para que puedan hacer frente a estas ideologías y puedan dar testimonio de una vida generosa donde el egoísmo no tenga lugar, por eso aquí te dejo mis 5 tips para lograrlo.

PRIMERO.  Hay que educarlos con un poco de hambre y un poco de frío.

Esto quiere decir que, aunque tengamos las posibilidades económicas no debemos acostumbrar a nuestros hijos a tener todo lo que quieren en el momento que quieren porque les estaremos enseñando a ser egoístas y a centrar todo en su satisfacción y beneficio.

Tener un poco de hable les templa el carácter y les ayuda a tener fuerza de voluntad. Tener un poco de frío les fortalece y les hace valorar lo poco o mucho que les podemos dar y que seguramente habrá quien tenga menos que ellos.

De esta forma será más fácil que puedan combatir, con eficacia, el egoísmo.

SEGUNDO. Lo que hacemos afecta o beneficia a los demás.

Es importante hacerles conciencia de que no son el centro del universo y que vivimos dentro de una familia que necesita de cada uno de sus miembros para funcionar bien.

Es así que si hacemos o dejamos de hacer lo que nos toca, afectamos a la familia completa, por ejemplo, si nos toca lavar los platos y no lo hacemos afectamos al que le toca poner la mesa porque no habrá platos limpios para hacerlo; y a su vez esto afecta a toda la familia porque no podrán comer a tiempo.

Es importante hacerles conciencia de que somos parte de una familia y que todos contamos en ella.

TERCERO. Que no le huyan al dolor, pero que tampoco lo busquen.

Es importante educar a nuestros hijos para que tengan respeto por el dolor pero que no huyan d él a toda costa.

El dolor ayuda a ubicarnos y tener claro que somos limitados y qué hay cosas que nos dañan.

Buscar el dolor por el dolor mismo se llama masoquismo, pero si se acepta el dolor con paz y serenidad y se ofrece, entonces estaremos cooperando para que la generosidad exista en el corazón y así el amor reine en nuestra familia.

Además, el dolor bien asumido, puede templar el carácter y hacernos crecer en las virtudes.

CUARTO. Que tengan la capacidad de compartir lo que tienen con los que nada tienen.

Muchas veces no nos damos cuenta lo afortunados que somos pues tenemos lo necesario para vivir dignamente.

Por lo mismo, pensamos que todos están igual que nosotros, pero es excelente ejercicio acostumbrar a nuestros hijos, de cualquier edad, a compartir sus juguetes o las cosas favoritas de cada uno con quien no tiene y le hace falta.

Al principio no será fácil, pero poco a poco haremos que vean todo cómo lo más normal.

Y hasta podríamos tener a mano bolsitas con comida que no se descomponga con el tiempo para regalarla a quien, pida por la calle.

Y QUINTO. Enséñalos a ser agradecidos.

La gratitud es una virtud que acompaña a la humildad.

Nos ayuda a darle el crédito a quien la tiene y a tratar de compensar el favor recibido.

Cuando se trata de nuestros hijos es más difícil ubicar si están agradeciendo o lo están dado por sentado.

El que tiene la capacidad de doblegar el orgullo y reconócelo lo que se le ha dado gratuitamente, ese será un hombre o mujer cabal.

Es por esto que debemos sentarnos a pensar que talentos puedo tener para compartir con mis prójimos.

Y recuerda que la mejor forma de educación es con el ejemplo.

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