La religiosa francesa, antigua responsable de la pastoral juvenil y vocaciones de la Conferencia Episcopal de Francia, reacciona a su nombramiento como subsecretaria del Sínodo de los Obispos.
Entrevista realizada por Marine Henriot – Ciudad del Vaticano
Nunca lo hubiera imaginado, experimento que el Espíritu Santo está lleno de sorpresas. Estoy bastante impresionada y al mismo tiempo lo recibo como una llamada de la Iglesia y del Papa Francisco que viene a unirse a una llamada interior que vengo escuchando desde hace muchos años para servir al sínodo. Acabo de pasar un año y medio haciendo un trabajo de investigación sobre la sinodalidad en el Boston College y ha llegado esta llamada para unirme a ese trabajo. También tuve la experiencia del Sínodo de los Obispos sobre la Juventud, que fue un momento muy fuerte para mí. Así que con todo esto afronto esta nueva etapa que realmente veo como una nueva aventura.
¿Cómo recibe este gesto de confianza del Santo Padre?
Estoy muy conmovida por esta confianza del Santo Padre que me hace tocar algo del don de Dios, que se entrega de llamada en llamada; conmovida también por unirme al equipo del cardenal Mario Grech. Ya tenía alguna relación con él, pues fui durante dos años consultora de la Secretaría General del Sínodo.
Esto cae sobre mí, pero también lo recibo como un signo de confianza para las mujeres en la Iglesia, para las religiosas, y más ampliamente también para los laicos, en respuesta a todo lo que se ha dicho en los últimos Sínodos y en lo que el Papa insiste mucho: el desafío de involucrar a las mujeres en la toma de decisiones y en el discernimiento en la Iglesia.
¿Qué significa para usted precisamente ser la primera mujer en este puesto?
Lo veo como un requisito espiritual adicional. Cuanta más responsabilidad tienes, más tienes que servir. Lo que es bueno y útil para mí es haber visto ya a mujeres subsecretarias, ya que, en mis años en la Conferencia Episcopal, tuve la oportunidad de estar en contacto con los dicasterios de los campos de misión representados por el servicio de Juventud y Vocaciones, a saber, la Congregación para la Vida Consagrada (…), la sección de Juventud del dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida donde trabajan dos subsecretarias laicas. Habiendo visto estas figuras de mujeres que llevan a cabo este tipo de misión, siento que me ayuda.
Nombrados dos nuevos subsecretarios para el Sínodo de los Obispos
Concretamente, ¿cuál será su misión y qué contribución espera hacer?
La misión del subsecretario, tal como se define en la Constitución Apostólica Episcopalis communio, promulgada en 2018, es realmente la de ser el asistente del Secretario General acompañándolo en todas sus misiones. En este caso, lo que es una suerte es que seamos dos los designados y nos lleve a trabajar juntos con el cardenal Mario Grech. Me encanta trabajar en un equipo diversificado, como siempre lo he hecho en mis diferentes experiencias; y para mí, el reto es éste: trabajar juntos en la Iglesia, hombres, mujeres, sacerdotes, obispos, laicos, religiosos, en la diversidad de las vocaciones.
Este nombramiento llega en un momento en que su congregación, celebra su centenario…
También recibo este nombramiento como monja javeriana, llevado con toda mi comunidad que acaba de entrar en su centenario, inaugurado el 4 de febrero. Y creo que esta llamada a la sinodalidad está muy en consonancia con el carisma de los Javerianos, que es ser un vínculo entre la Iglesia y los que están lejos de ella, para trabajar por la reconciliación y la unidad. Así que también con esta vocación de javeriana tengo el deseo de servir a esta nueva misión para la sinodalidad en la Iglesia de la mejor manera posible.